Soluciones simples a problemas complejos

 

Todos hemos escuchado alguna frase cómo: “Si algo no está roto, no lo cambies” o similares. Aún y cuando los procesos, metodologías, análisis y reportes se han hecho durante un buen tiempo y con resultados aceptables, esto no debería limitar el explorar nuevas formas de resolver situaciones comunes que viven todos los negocios y personas en el día a día.

En este sentido la biometría ha sido dominada durante los últimos 30 años por la identificación a través de huella digital. Sin embargo en los últimos 5 años el reconocimiento facial empieza a ganar terreno en la adopción de todo tipo de instituciones gubernamentales y privadas.

El valor del mercado de reconocimiento facial en el mundo será de aproximadamente 8.5 Billones de dólares para 2025 ( Markets and Markets, 2020 ) que es un gran crecimiento vs los 3.8 Billones que representó en el 2020.

Este crecimiento se ve aumentado por los efectos de las diferentes medidas sanitarias implementadas tras la pandemia del COVID19. Dado que el reconocimiento facial es considerado de menor riesgo al no representar un punto de contacto común cómo lo son los sistemas biométricos de huella digital su uso se ha visto privilegiado.

Algunas ventajas adicionales de los sistemas de identificación por biometría facial incluyen el uso de cámaras ya existentes en diferentes puntos de las organizaciones y ciudades con diferentes fines incluyendo principalmente la seguridad, controles de acceso y registro de asistencia.

La inteligencia artificial juega un papel importante en esta tecnología dado que los algoritmos desarrollados bajo IA mejoran su certeza y velocidad con el tiempo y las bases de datos generadas por los usuarios dentro de los sistemas.

Las personas están cada vez más acostumbradas al uso de esta tecnología al ya estar incorporada en muchos de los procesos diarios incluyendo el uso de los teléfonos celulares para su desbloqueo, aplicaciones bancarias, trámites gubernamentales cómo pasaportes, impuestos, entre otros.

Al no requerir hardware específico dado que puede ser implementada la tecnología en dispositivos móviles cómo smartphones, tablets entre otros, la adopción de la tecnología de reconocimiento facial no involucra inversiones costosas en sistemas sofisticados y sólo al alcance de pocas empresas con grandes recursos financieros y tecnológicos.